los deberes para el verano – El sueño del mono loco
El sueño del mono loco Saliva, cinismo, locura, deseo…

los deberes para el verano

No sé muy bien cómo, hace unos días llegué a una lista de libros de ciencia ficción que, según reza el título, todo geek debería leer y, por supuesto, la abordé como si fuesen los deberes para el verano. Son trece libros los que recomiendan, algunos de los cuales ya había leído (varias veces, incluso) y que me han permitido avanzar en un género de la literatura que no solía gustarme.

Siempre fui reacio a leer libros de ciencia ficción porque creía (erróneamente) que con la novela tendría más que suficiente y, durante un montón de tiempo, así fue. Hasta hace seis meses. Entonces cayó en mi ebook El juego de Ender y me hizo maldecir mi cabezonería por todo lo que me estaba perdiendo. Y así, poco a poco, he ido poníendome al día con el género.

La lista es la siguiente:

  1. Yo, Robot
  2. El juego de Ender (*)
  3. Metro 2033
  4. El círculo
  5. La Guía del Autoestopista Galáctico (*)
  6. El viejo Marte
  7. Ready Player One (*)
  8. Dune
  9. La máquina del tiempo (*)
  10. ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (*)
  11. 1984 (*)
  12. Un mundo feliz (*)
  13. Fundación

(*) leído

Nada más ojear la lista me llamó la atención un título y una portada, Ready Player One. Desde pequeño me han gustado los videojuegos y ver en la portada a un Space invader anuló automáticamente al resto de libros. No tardé casi nada en tenerlo disponible en el lector y, aquella misma tarde comencé a leerlo.

Y sucedió que disfruté como un enano. A ratos me reía solo, me movía en el asiento como intentando evitar una patada invisible o perdía la noción del tiempo leyendo. Me divertí con un libro que trata sobre los ochenta, los videojuegos y la cultura pop de aquellos años porque, en cierto modo, estaba allí y reconozco muchas de las cosas que se cuentan a pesar de tratarse de otro país. Es sencillo meterte en una historia cuando la reconoces como propia y más si está estupendamente contada, tiene ritmo y engancha desde el primer momento. Lo difícil fue terminarlo, por mucha cara de gilipollas que tuviese en el momento.

Al contrario que los cuadernos de deberes y libros con ejercicios de aquellos veranos infantiles, esta lista de deberes espero haberla completado antes de septiembre.

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