¡soy un agradecido! – El sueño del mono loco
El sueño del mono loco Saliva, cinismo, locura, deseo…

¡soy un agradecido!

EL AGRADECIDO
La última raza no es ingenua, ni advenediza, ni despechada. Es una raza que prefiere los viajes y no los destinos. Una raza que ama las preguntas, sabiendo incluso que las respuestas nunca superan las expectativas. Esta especie no compró nunca merchandising de LOST, ni pensará jamás que una serie puede cambiar el mundo. Pero durante 116 semanas descargó con cuidado un video y le puso un subtítulo, y se sentó en el sofá a disfrutar de una historia. Supo, esta raza, que solamente había sentido ese placer único, ese placer primitivo, a los doce años, cuando leía a Verne o a Stevensson (que también dejaban hilos sueltos). Y cuando acabó la season finale no lloró de emoción ni se sintió defraudado. Pero notó que algo ?en su vida? había llegado a destino, y supo que ya no habría viajes placenteros, de ese estilo, nunca más. Pero como el viaje había sido intenso y conmovedor, y también esperanzador y trágico, antes de apagar la tele por última vez dijo «gracias». Y siguió con su vida.

Hernán Casciari en Ocho espectadores en busca de un final

El miércoles, oficialmente, se terminó Lost para eme y para mí. Lo que empecé el lunes a las seis de la mañana lo terminé el miércoles a la una de la madrugada. Costó pero finalmente pude ver los seis minutos que olvidaron en Cuatro y la última media hora por tener que ir a trabajar. Y debo decir que me gustó el final.

Comenzamos a ver Lost hace poco más de cuatro meses, del tirón y como si hubiésemos apostado algo. «Nos lo tomamos con calma y así podremos ver todos los capítulos sin esperar por la última temporada», decíamos. La realidad, obstinada, es que nos enganchamos a las historias cruzadas, a los saltos temporales y hasta a los osos polares y alcanzamos el ritmo de las emisiones recién comenzada esta sexta y última temporada.

¿Y todo para qué? Para seguir una serie que, por primera vez ha hecho partícipes a sus seguidores, yendo más allá que el emitir cada capítulo y esperar buenas audiencias. Desde el primer capítulo nos han liado todo, la cabeza y las ideas, para mantenernos en tensión, expectantes. Y les funcionó.

Como todas las series tiene altibajos, capítulos memorables y diálogos que seré capaz de repetir dentro de veinte años. Pero no recordaré Lost por eso, ni por las intrigas. Recordaré esta serie porque no sólo había que ver los capítulos, también había que seguirla en Internet, en foros y blogs. Y había hay que escuchar muchas opiniones y teorías de todo tipo. Sin ir más lejos, el retraso de un día medio para ver el último episodio significó, en la práctica, que tuviese que desconectar todos los servicios a los que normalmente me conecto (twitter, facebook, blogs) e, incluso, que no pudiese acceder a el diario El País para no ver un artículo en portada que destripaba (o eso creo, no pasé la vista por el titulo :)) el final.

Con el final, como dije, he quedado bastante contento por un motivo fundamental: no lo esperaba y no nos han tomado por idiotas. Independientemente de que lo importante fuesen los personajes o la isla, era demasiado fácil tirar por el camino del buenrollismo y resolver todas las dudas, dándoles además, un final previsible a cada personaje. En vez de copiar el consabido «todo era un sueño; ahora vas y encajas las piezas como puedas», se han inventado otro, basado en una idea que llevaba rondando en Internet desde el principio, pero dándole una vuelta de tuerca más. Y, por supuesto, del millón largo de preguntas (diez arriba, diez abajo), que plantearon a lo largo de las seis temporadas, apenas si han dado respuesta a unas pocas, dejando para la imaginación y las ganas de cada uno el resolverlas.

Recomiendo, en cualquier caso, los artículos de pjorge sobre todos y cada uno de los episodios de la última temporada (Lost, 6ª temporada, episodios 17 y 18, ?The End?). Con un análisis tan detallado y completo, la historia se desgrana prácticamente sola ante tus ojos.

Y ahora sí, doy por finalizada Lost.